viernes, 17 de junio de 2016

           EL RELIEVE ESCULTÓRICO       
                               




La  escultura es la representación tridimensional de las formas mediante diversas técnicas y materiales dentro del campo de las bellas artes. Existen dos tipos de esculturas: 



"Las exentas o de bulto redondo y los relieves" 



Las exentas o de bulto redondo, son aquellas que al ser tridimensionales pueden ser observadas desde todos los ángulos. Las esculturas en relieve en cambio son figuras que destacan por sobre una superficie; pese a ser tridimensionales carecen de la parte posterior, están vinculados precisamente a la arquitectura, al ubicarse en paredes, puertas, columnas o entradas de iglesias o grandes edificios.


De acuerdo a las sobresalientes que estén respecto al fondo se llaman: 

           "Relieve excavado o hueco, bajo relieve, medio relieve, alto relieve y sobre relieve".

En la enseñanza aprendizaje de esta técnica en las Escuelas de Arte, no se contempla una etapa previa, de transición y sobre todo de reflexión cuando se intenta representar un forma bidimensional en las tres dimensiones, siempre se obvia este paso, del dibujo y el color se va directo a la forma exenta o de bulto redondo, y muchas veces primera experiencia de nuestros estudiantes con la escultura es frustrante.


En ese sentido:

"el relieve nos brinda conocimiento técnico, analítico y de síntesis en un espacio reducido". 



MARCO CONCEPTUAL E HISTÓRICO

 El relieve constituye una de las partes esenciales de la historia de la escultura, y tiene que ser considerado aparte, tanto por el tratamiento de las superficies como por la ordenación de los conjuntos. Buena parte de las esculturas aplicadas a los edificios no son sino relieves. 
El relieve es un saliente a partir de un plano de fondo, que muchas veces es el mismo muro del edificio. Pero existe asimismo el relieve en rehundido, excavado, como insertado en un nicho.

El altorrelieve viene a ser una escultura de bulto completo que toca el plano de sustentación. Otras veces se presenta como una figura cortada por la mitad; finalmente, el bajorrelieve tiene un grosor inferior a la media figura. El altorrelieve se usa en las partes elevadas de los edificios y el bajorrelieve en las inferiores.
FIGURA 1
El altorrelieve es casi una escultura de bulto completo. En el ejemplo resalta totalmente, piernas y brazos aparecen separados del fondo. Ofrece la ventaja de que, en el mármol, se apoyan y sujetan los elementos más sueltos. Hay también garantía de de equilibrio, que es a lo que tiene que hacer frente el escultor de piezas exentas. Además, permite un perfecto acoplamiento al espacio arquitectónico. La metopa es una pieza cuadrada que encaja en el edificio: la escultura respetará este marco y hallará en él protección.

Un relieve es algo así como una escena que ha de ser ordenada. En el curso de la historia han existido diferentes medios de representación comunes a la pintura y a la escultura. Se trataba de determinar de alguna manera la colocación de las figuras en el espacio. Esto se puede efectuar de una manera convencional, que se denomina sistema «conceptual» o, por el contrario, acogerse a una representación óptica basada en la visión humana, la «perspectiva».
FIGURA 2
Con mayor o menor prominencia, la escultura monumental acostumbra a comportarse como un relieve. Lo es, en este caso, claramente. La ordenación de las figuras se atiene a una normativa conceptual. La simetría es manifestación del orden divino, máxime cuando se halla presente el Todopoderoso. Hay una convergencia, no óptica, sino jerárquica. Las filas son un procedimiento para ocupar el tímpano, pero sin propósito perspectivo.


Hasta los tiempos clásicos predominaron los procedimientos conceptuales. En Oriente privó el sistema «procesional», para escenas militares o litúrgicas. No hay sino una fila de personajes, todos en el mismo plano y dirección, formando lo que se llama «serie». El formato del relieve es apaisado, y el saliente poco pronunciado. Y cuando intervienen otros elementos, como edificios o montañas, se distribuyen en altura, a veces por fajas. Son estas capas las que expresan la distancia; el tamaño es indiferente, pues una casa puede tener la misma dimensión que una persona. La ocupación del espacio en profundidad se indica por la repetición. Para la representación de un grupo la serie insiste en el mismo motivo: un carro de guerra tirado por caballos se representa por una seriación oblicua de cabezas y patas, todas iguales. Esto es ya una penetración hacia el fondo. 
FIGURA 3
Darío I (522-486 antes de C.) convirtió a Susa en la capital administrativa. Allí construyó su palacio de tradición babilónica, al que agregó una sala del trono, con columnas, de tradición iraní. La decoración de ladrillos vidriados, hace pensar, sobre todo, en el ejército persa : los arqueros con su traje de ceremonia, que no es el de combate. Para representar esta falda plisada, según la tradición acreditada anteriormente en el Luristán, los esmaltadores de Susa se inspiraron en el modelo griego, estilizándolo según su propio genio.